El calor de Poptún se siente intenso desde temprano. El sol se cuela entre la espesura de la selva, y cada paso en el sendero te recuerda que estás lejos de cualquier ciudad. Las Pozas de Yaxtunilá no son un destino de masas, y tal vez por eso mismo tienen un encanto especial: la sensación de estar descubriendo algo que pocos conocen.

El camino hacia el silencio

La aventura empieza con una caminata de aproximadamente 30 minutos desde la comunidad más cercana. El sendero es de tierra y piedras, y atraviesa un bosque espeso donde el canto de los pájaros y el sonido lejano del agua marcan el ritmo. Cada tanto, el guía local se detiene para señalar una planta medicinal o el rastro de algún animal que se cruzó antes por el camino.

No hay carreteras, ni letreros, ni multitudes. Solo el murmullo de la selva y el olor a tierra húmeda.

Un oasis en medio de la selva

De pronto, el sonido del agua se hace más fuerte. La vegetación se abre y aparecen las Pozas de Yaxtunilá: una serie de piscinas naturales de agua verde esmeralda que parecen brotar directamente de las rocas. El agua es fresca, transparente y perfecta para nadar.

Las pozas están conectadas por pequeñas cascadas, algunas tan suaves que parecen hechas para sentarse bajo ellas y dejar que el agua te limpie el cansancio del camino. Si vas entre semana, es probable que tengas el lugar solo para ti.

Cómo llegar

Tip: Pregunta en Poptún por guías comunitarios; ellos saben el camino exacto y, además, te compartirán datos valiosos sobre la historia del lugar.

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