El avión comenzó a descender y, desde mi ventana, el mar se encendió en mil tonalidades de azul. Era como si alguien hubiera dejado caer una paleta de acuarelas sobre el Caribe. Sabía que estaba por aterrizar en Roatán, pero lo que no sabía era que esta isla se iba a quedar grabada en mi memoria para siempre.
Apenas puse un pie en el aeropuerto, el calor me abrazó y un aroma a sal y coco me dio la bienvenida. Tomé un taxi hacia West End, y en el camino el conductor —un hombre garífuna con sonrisa amplia— me contó historias de pescadores y piratas que, según él, aún rondan las aguas.
Cómo llegar
- Por aire: Vuelos directos desde Tegucigalpa, San Pedro Sula, La Ceiba e incluso desde ciudades como Miami, Houston o Atlanta. El aeropuerto internacional de Roatán (RTB) está a minutos de los principales destinos de la isla.
- Por mar: Ferris diarios desde La Ceiba, con un trayecto de unas 2 horas.
- Tip viajero: Si viajas en ferry, siéntate en la parte trasera para sentir menos el movimiento.
Qué hacer en Roatán
- Buceo en el Arrecife Mesoamericano
El segundo arrecife más grande del mundo está a pocos metros de la costa. Ideal para buceadores y snorkelistas de todos los niveles. - West End y West Bay
Playas de arena blanca, bares playeros y vida nocturna relajada. Perfecto para ver el atardecer con un ron local. - Punta Gorda
Hogar de la comunidad garífuna. Disfruta de su gastronomía, música y danzas tradicionales. - Paseo en teleférico
Una vista panorámica de la selva y el mar que te dejará sin palabras. - Nado con delfines y excursiones de pesca
Experiencias únicas para amantes del mar.
Mi experiencia en Roatán
Mi primera parada fue West Bay. Caminé descalzo por la arena, que era tan suave que parecía harina. El agua estaba tan clara que podía ver peces de colores sin meterme. Un niño local me prestó unas gafas de snorkel y, en pocos segundos, me encontré nadando sobre corales vivos, rodeado de pargos, peces ángel y hasta una tortuga que pasó a saludar.
Una tarde me animé a visitar Punta Gorda, donde el ritmo de los tambores garífunas me atrapó. Comí machuca, una sopa espesa de coco con pescado fresco, y terminé bailando con desconocidos como si nos conociéramos de toda la vida.
En otro momento, tomé un teleférico que se eleva sobre la selva. Desde arriba, Roatán parecía un tapiz verde rodeado por una cinta turquesa. Respiré hondo y me prometí volver.
Mejor época para visitar
De marzo a junio el clima es ideal: cielos despejados y mar tranquilo. Entre septiembre y noviembre hay más lluvias y posibilidad de tormentas tropicales.